Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://agnesmquw644256.slypage.com/39160550/la-polémica-del-cabezazo-de-zidane-explicada