Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://hassanwzjh119906.ka-blogs.com/91734424/crónica-del-incidente-zidane-materazzi